08marzo

Etiopía Yirgacheffe, un café por los derechos de la mujer

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El café y el amor saben mejor cuando se sirven calientes

Proverbio etíope

Durante los próximos meses podéis disfrutar de este microlote especial procedente del país donde se descubrió la planta del café arábica, donde esta bebida, que sirve de sustento a buena parte de la población, se consume de manera ritual. Si quieres conocer el aroma y el sabor original de tu bebida favorita, debes probar esto.

La de Heleanna Georgalis es la historia de una mujer etíope de familia griega nacida en Harar que muy joven se vio forzada a emigrar a Europa al estallar la guerra civil en su país. Educada en Francia en el mundo de las finanzas, en 2008 el destino la llevó de vuelta a Etiopía para mantener el legado de su padre, Yanni, fallecido aquel año y fundador de Moplaco en 1972 en Dire Dawa, centro de exportación de los cafés de Harar.

Heleanna, en un acto de responsabilidad y valentía, regresó entonces a Etiopía para iniciarse en un mundo desconocido para ella y desde el primer momento apostó por el ambicioso e innovador proyecto de la producción de cafés especiales. Incansable es deseo de descifrar los secretos de esta misteriosa bebida, ha recorrido medio mundo, y lo sigue haciendo, para ampliar sus conocimientos en agronomía, técnicas de procesamiento y de tueste. Su condición de mujer en un país donde la igualdad de derechos para ambos sexos sigue siendo una utopía ha supuesto la mayor de las muchas dificultades que ha debido afrontar para completar su proyecto, pero gracias a su empeño y dedicación absoluta al trabajo iniciado por su familia hoy produce algunos de los mejores granos del mundo.

En Etiopía, origen salvaje de la planta del café arábica y desde donde ésta se ha extendido por el resto del planeta, aproximadamente el 25% de la población depende directa o indirectamente de este producto. Heleanna ha conseguido que de sus 82 empleados, 51 sean mujeres. De los 31 hombres, sólo ocho ocupan puestos de responsabilidad en la dirección de Moplaco y, como le gusta decir, están ahí para que se entiendan con otros hombres, los del Gobierno, cuyos prejuicios les impiden sentarse a hablar de negocios con el género femenino.

Moplaco dedica buena parte de su esfuerzo a formar a las mujeres en el cultivo, selección y control de calidad de sus cafés para asegurarles un sueldo digno que les permita escolarizar a sus hijos. En la localidad de Yirgacheffe, al sur del país, una de las zonas cafeteras más reputadas del mundo por producir una bebida de sabores y aromas exóticos, Moplaco ha participado en la creación de una escuela para niños y niñas porque su finalidad, más allá de producir un café de la máxima calidad, consiste en mejorar las condiciones de vida de una población que en muchos casos no tiene otra aspiración en la vida que sobrevivir.

El café de Heleanna que os traemos en esta ocasión pertenece a la recolección de granos de pequeños productores con cultivos en torno a la localidad de Yirgacheffe, en la zona de Gedeo, a una altitud cercana a los 2.000 metros de altitud. De grado 1, es decir recogido y seleccionado a mano para no incluir ningún defecto primario, con un proceso lavado y secado al sol en camas africanas, en la taza ofrece las cualidades esperadas de su origen: un aroma floral con recuerdos a frutos rojos y caramelo, una acidez delicada y un cuerpo medio. Un café limpio y brillante para disfrutar solo, sin edulcorantes.